Son múltiples las motivaciones por las que visitar Ayacucho debido a su riqueza cultural, artesana, natural y de fiestas.
Es la ‘Ciudad de las iglesias’ y así es conocida en todo el Perú. La definición no está hecha al azar ya que cuenta con un total de 33 templos repartidos por toda la ciudad a lo que se le añade una riqueza artesanal sin igual. Visitar los talleres de los artesanos del retablo ayacuchano o pasear por las calles de los barrios de Santa Ana, Puca Cruz, Belén y La Libertad son algunas de las opciones para empaparse de las técnicas de la zona.
Pero si algo puede ser un gran reclamo para atraer a visitantes nacionales e internacionales es su gran cantidad y calidad de festividades. Como dicen los lugareños, “en Ayacucho todos los días se celebra algo”. Y así es.
La Semana Santa y el Carnaval son sus dos fiestas más distintivas. La primera depende del calendario cristiano, pero cuenta con un amplio programa de procesiones en las que pasean a sus imágenes por las calles principales de la ciudad. El Viernes de Dolores, el Señor de la Agonía y la Virgen Dolorosa salen a la calle desde el templo de la Magdalena. A ellos le seguirán numerosas imágenes y actividades a lo largo de la Semana de Pasión, terminando el Domingo de Resurrección con la procesión del Señor de la Resurrección.
Durante el Carnaval, las calles de Ayacucho se llenan de color, música y baile. Y es que las numerosas comparsas que participan en esta fiesta recorren las calles al ritmo de la música con letras dedicadas al amor, al desamor y la vida cotidiana con ciertas dosis de picardía. Una nota importante: el Carnaval Ayacuchano está declarado Patrimonio Cultural de la Nación.